AIS Ayuda a la infancia sin recursos

AIS Ayuda a la infancia sin recursos

ACTITUD Y SUPERACIÓN

Un accidente muy grave cambió la vida de Jordi Diz cuando estaba en “su mejor momento”: 27 años, buen trabajo, pareja, mil planes con amigos. Una mañana, de camino a la oficina, su moto fue arrollada por otro vehículo. Ese día no llegó al despacho. Su vida dio un giro de 360º. Hoy Jordi mira todo lo ocurrido con la satisfacción de haber salido adelante cuando “el futuro se le presentaba muy negro y él sólo podía sentir enfado hacia el mundo” y puede contar su experiencia de vida y de superación a otros.

“Esfuerzo, alegría, determinación…pero sobre todo, ¡AMOR POR LA VIDA!”, así resume Jordi la clave de su rehabilitación. Las circunstancias le obligaron a adoptar una nueva actitud basada en la perseverancia y la autonomía: “La ayuda que se necesite la pido a gritos y cuanto antes mejor, pero la que no necesito mejor que no porque solo hará que me acomode”, explicaba al grupo de jóvenes a los que animaba a trabajar duro por las cosas que quieren y a dejar a un lado la pereza. Ahora Jordi asegura sentirse a veces “demasiado independiente”, pero explica que “si no hubiera sido así, no estaría donde estoy ahora”. “La perseverancia de hacer los ejercicios que le indicaban en el Institut Guttmann –donde estuvo meses ingresado– fue esencial para recuperarme”. “Cuanto más corro, menos mal corro y, cuanto más aprendo, mejor me siento, me mantengo activo, en movimiento”, cuenta Jordi cuando habla de su día a día y de sus nuevos logros: aprender ingles, francés, tocar el piano, hacer deporte, dar alguna charla. Este encuentro tan especial en la sede de AIS ha sido mucho más que una clase de educación vial en la que concienciar de los peligros de la carretera. Valores humanos como la confianza, la constancia o la amistad son también parte de la historia de Jordi, un hombre que se hizo a sí mismo cuando su vida sufrió un “borrón y cuenta nueva” en el momento más inesperado.

Durante la charla los jóvenes se mostraron muy interesados por la vida de Jordi y le hicieron muchas preguntas a él y a su madre, que estaba presente entre el público y aportó otra perspectiva y mostró el orgullo que siente por el trabajo personal de su hijo. Madre e hijo explicaron a estos chicos de 14 y 15 años su visión y la importancia de las relaciones afectivas y del respeto: “Cuando salí de la clínica estaba rodeado de gente que me quería pero no me podía ayudar, me hacía sufrir mucho más, por eso tuve que irme a vivir solo una temporada y buscar nuevos amigos a los que no diera tanta lástima y me trataran con más normalidad. Una relación afectiva sana es lo más importante para recuperar la alegría (…) después de un tiempo solo y mucho más recuperado, volví al barrio de mi infancia, cerca de mi madre, en busca de más actividad y más vida social”. Su madre contó cómo fueron aquellos momentos para ella, cómo vio un cambió en Jordi después del accidente y cómo le costó a aceptar algunas decisiones de su hijo que con el tiempo pudo comprender mejor y valorar positivamente.

Este es un caso de discapacidad adquirida que representa a muchos otros que hay en el mundo. En España tenemos más de 3,8 millones de personas con discapacidad que muchas veces caen el olvido o en la incomprensión cuando pueden servir de motivación y aprendizaje para muchas otras. Desde AIS AYUDA apoyamos testimonios y damos difusión a historias humanas como la de Jordi, ejemplos que merecen ser conocidos y que aportan un gran valor a la sociedad. La experiencia de Jordi es uno de esos ejemplos de adaptación, de fuerza voluntad y de lo importante que es confiar en uno mismo y tomar las decisiones correctas. Como él decía, “por muy mal que empiece la película, el final puede ser otro si se toman las decisiones correctas”.